El viernes pasado (12/01/07) tuve una reunión en la Torre Phelps de Plaza Venezuela (Caracas), no había almorzado cuando salí de ella, así que fui al Subway que hay en la PB. Me olvidé de ese cuento de que “
no me gusta comer sola” y lo hice.
Busqué una mesita lejos de las ventanas, la ideal estaba al lado de unas personas que conversaban: un policía, una chica como de mi edad y un motorizado (lo supe porque nunca se quitó el casco).
Sin querer (evitarlo) escuché atentamente la conversación que tenían, he aquí toda la historia de la que me enteré en la hora y pico que estuve allí (no estaba apurada luego de escuchar la primera parte):
Resulta que la chica (muy linda, por cierto) le fue infiel a su esposo (8 años de matrimonio), otro policía que según, es inmaduro e infantil.
El policía que allí estaba es el compadre de ambos y estaba como intermediario. En la mañana el hombre engañado llamó a la chica diciéndole que no le daría de nuevo la cara y que si quería hablar con él debía hacerlo por medio de su compadre…
El motorizado nunca supe que pinta jugaba allí. Lo que sí quedó claro es que no era el amante ni el hermano de la mujer.
Las razones por la que la mujer fue infiel tenían que ver con que nunca salían, no tenían amigos (además de los otros policías), el tipo es celópata, la amenazaba con golpearla, la insultaba, era un llorón, no le regalaba flores, le dice a los niños que ella es alcohólica y drogadicta, cuando se hizo la mamoplastía contó a todos sus compañeros de sus nuevos regalos, una vez le dijo que buscaran otra pareja para hacer el amor los cuatro, y no la sacaba a bailar.
El asunto se descubrió por algo que tiene que ver el hermano de la mujer y que en una oportunidad salió la pareja y se encontraron al amante, sólo con una vista y mala intención, el hombre supuso que su mujer lo engañaba con ese señor y armó un rollo en la calle. La mujer le dijo que era verdad y que no regresara a la casa sino a buscar sus cosas.
El apartamento donde vivía la infortunada pareja junto a una pequeña fruto de ambos y un chico (hijo sólo de ella de una relación anterior), es de ella. Ella lo pagó con esfuerzo aunque actualmente no trabaja.
Eso le trae problemas, pues al divorciarse deberá vender el apartamento y darle la mitad a él, pero no lo quiere de vuelta en su vida. Además enfatizó que no quiere perder el estatus en el que vive, ni pensar irse a un barrio y que no le importará trabajar con tal de sacar a sus hijos sola.
El policía metropolitano mediador la aconsejaba, comprendía, escuchaba, daba ejemplos de cómo lleva su matrimonio sin grandes problemas. Dijo un par de frases dignas de citar:
- Un hombre no puede estar diciéndole a todo el mundo que le pusieron los cachos, eso es una vergüenza. Mi compadre se está rayando sólo.
- La mujer de uno es como su mamá: no se le puede faltar el respeto y tampoco golpear aunque tenga motivos.
Ya entienden porque comí por más de una hora un sándwich de 15 cm? Me fui porque me daba pena…
Me gustó la experiencia de comer sola, fue muy divertido. Aprendí de la idiosincrasia nacional. No me molestó y creo que a mis compañeros de almuerzo tampoco…
Ahora bien, no me quedó claro cómo una chica de mi edad con dos hijos, esposa de un policía metropolitano tuvo suficiente dinero para comprar un apartamento y hacerse un aumento de senos sin trabajar... en este país bolivariano, peor aún, en esta ciudad…