De separaciones...
El jueves pasado leí un artículo de Luís Fernández en la revista de El Nacional “eme”, era sobre una historia de ficción (eso supongo yo) de una pareja que tras años de feliz convivencia (con hijo incluido) decidieron dar el paso formal del matrimonio (firmaron el papel pues). Cuenta que todos los allegados de la pareja estaban más que felices… eran su modelo a seguir.
Resulta que la pareja en cuestión se divorció repentinamente… sin terceros de por medio, sólo que el amor se les agotó. Aparentemente el firmar el documento les quitó la emoción y las ganas de seguir echándole pichón a la relación… ¿qué tal?
Me dejó un poco trastornada y me puse a pensar: ¿cuántos de nosotros no conoce amigos o familiares que de la noche a la mañana decidieron separarse?... para divorciarse sólo es necesario estar casado.
Lamentablemente la mayoría no escapa de las discusiones por dinero o simplemente por que existe el otro, y aquí no me refiero sólo a los matrimonios, sino a las sociedades, a las amistades, etc., etc.
Reflexionando llegué a varias conclusiones (ya las había dado en el blog de una gran amiga):
No es sencillo... pero ¡cómo nos gusta lo difícil!... tiene mejor sabor.
Es un equilibrio complicado, es madurar pero no dejar a un lado lo de "novios adolescentes", es huir de la rutina pero acostumbrarse a las “cholas” mojadas en el baño, es respirar profundo y contar hasta 10 para no discutir pero dejarse llevar sin mirar pa' los lados y plantar ese beso que tienes guardado.
Es llorar de miedo a lo desconocido y por añoranza... pero a la vez disfrutar y reír a causa de las sorpresas que te dan.
Es un cúmulo de sol y de lluvia, es una bolsa llena de golosinas y de limones, en fin una caja de Pandora...
Pero si de sociedades laborales se trata: antes que cualquier cosa, ¡firma el contrato más detallado que puedas…!
Resulta que la pareja en cuestión se divorció repentinamente… sin terceros de por medio, sólo que el amor se les agotó. Aparentemente el firmar el documento les quitó la emoción y las ganas de seguir echándole pichón a la relación… ¿qué tal?
Me dejó un poco trastornada y me puse a pensar: ¿cuántos de nosotros no conoce amigos o familiares que de la noche a la mañana decidieron separarse?... para divorciarse sólo es necesario estar casado.
Lamentablemente la mayoría no escapa de las discusiones por dinero o simplemente por que existe el otro, y aquí no me refiero sólo a los matrimonios, sino a las sociedades, a las amistades, etc., etc.
Reflexionando llegué a varias conclusiones (ya las había dado en el blog de una gran amiga):
No es sencillo... pero ¡cómo nos gusta lo difícil!... tiene mejor sabor.
Es un equilibrio complicado, es madurar pero no dejar a un lado lo de "novios adolescentes", es huir de la rutina pero acostumbrarse a las “cholas” mojadas en el baño, es respirar profundo y contar hasta 10 para no discutir pero dejarse llevar sin mirar pa' los lados y plantar ese beso que tienes guardado.
Es llorar de miedo a lo desconocido y por añoranza... pero a la vez disfrutar y reír a causa de las sorpresas que te dan.
Es un cúmulo de sol y de lluvia, es una bolsa llena de golosinas y de limones, en fin una caja de Pandora...
Pero si de sociedades laborales se trata: antes que cualquier cosa, ¡firma el contrato más detallado que puedas…!
3 comentarios:
Karelita me estaba comentando sobre eso justo el otro día, y puntualizó algo bien importante: muchas veces la gente pasa años excelente y luego se casa y todo se arruina... porque... dejan de fajarse en complacer al otro...
Como ya se casaron... consiguieron el fin último tan anhelado, dejan de complacer y buscar el bien del otro y se abandonan...
Creo que es muy válido.
Slds
Los matrimonios como las sociedades deben cuidarse. Los motivos que llevan ahí son fuertes, interesantes, "impulso" de nuevas cosas por venir. A veces uno se ilusiona de más, es en exceso optimista y al firmar el papel, tal cual: se pone todo lo blanco sobre lo negro y se pierde el empuje porque ya llegaste al llegadero y nunca se planteron un más allá. Con las empresas es lo mismo, a menos que uno haga planificación estratégica y se piense que vendrá después de lograr cada meta, la sociedad se cansa. Aqui el divorcio puede ser tan malo o peor que los matrimonios y como siempre, el que se descuida sale de casualidad con las cholitas puestas. Nunca se puede ser tan ingenuo y creer que las cosas iran cheveres como hoy con la adrenalina fluyendo y despreocupado de las implicaciones de cada una de las acciones que se hacen. Firmar es bueno, la 1era vez es muy "rosada" .... después sigue siendo atractivo y más aun cuando se tiene un buen grupo de abogados de apoyo.
Los matrimonios como las sociedades deben cuidarse. Los motivos que llevan ahí son fuertes, interesantes, "impulso" de nuevas cosas por venir. A veces uno se ilusiona de más, es en exceso optimista y al firmar el papel, tal cual: se pone todo lo blanco sobre lo negro y se pierde el empuje porque ya llegaste al llegadero y nunca se planteron un más allá. Con las empresas es lo mismo, a menos que uno haga planificación estratégica y se piense que vendrá después de lograr cada meta, la sociedad se cansa. Aqui el divorcio puede ser tan malo o peor que los matrimonios y como siempre, el que se descuida sale de casualidad con las cholitas puestas. Nunca se puede ser tan ingenuo y creer que las cosas iran cheveres como hoy con la adrenalina fluyendo y despreocupado de las implicaciones de cada una de las acciones que se hacen. Firmar es bueno, la 1era vez es muy "rosada" .... después sigue siendo atractivo y más aun cuando se tiene un buen grupo de abogados de apoyo.
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