Para pensar un rato... (Fahrenheit 451)

La semana pasada me leí la novela "Fahrenheit 451" de Ray Bradbury, digna de recomendar (con los ojos cerrado) por cierto... durante las poquísimas 186 páginas encontré párrafos maravillosos para compartir, pero casi tendría que escribir el libro completo.
Así que le copio sólo dos y les reitero la recomendación!!!

"¿Qué le diste a la ciudad, Montag?
Ceniza
¿Qué se dieron los otros mutuamente?
Nada
Granger permaneció con Montag, mirando hacia atrás.
- Cuando muere, todo el mundo debe dejar algo atrás, decía mi abuelo. Un hijo, un libro, un cuadro, una casa, una pared levantada o un par de zapatos. O un jardín plantado. Algo que tu mano tocará de un modo especial, de modo que tu alma tenga algún sitio a donde ir cuando tu mueras, y cuando la gente mire ese árbol, o esa flor que tu plantaste, tú estarás allí.
Granger movió una mano.
- Mi abuelo me enseñó una vez, hace cincuenta años, unas películas tomadas desde cohetes. ¿Ha visto alguna vez el hongo de una bomba? Es una cabeza de alfiler, no es nada. Y a su alrededor, la soledad.
Mi abuelo pasó una docena de veces la película tomada desde el cohete, y, después, manifestó su esperanza de que algún día nuestras ciudades se abrirían para dejar entrar más verdor, más campiña, más Naturaleza, que recordara a la gente que sólo disponemos de un espacio muy pequeño en la Tierra y que sobrevivimos en esse vacío que puede recuperar lo que ha dado, con tanta facilidad como echarnos el aliento a la cara o enviarnos el mar para que nos diga que no somos tan importantes.
Se da cuenta? - Gringer se volvió hacia Montag-. El abuelo lleva muchos años muerto, pero si me levantara el cráneo, ¡Por Dios!, en las circunvoluciones de mi cerebro encontraría las claras huellas de sus dedos. Él me tocó. Como he dicho antes, era escultor. "
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"Hubo un pajarraco llamado Fénix, mucho antes de Cristo. Cada poco siglos encendía una hoguera y se quemaba en ella. Debía ser primo del Hombre. Pero, cada vez que se quemaba, resurgía de las cenizas, conseguía renacer. Y parece que nosotros hacemos lo mismo, una y otra vez, pero tenemos algo que el Fénix no tenía. Sabemos la maldita estupidez que acabamos de cometer. Conocemos todas las tonterías que hemos cometido durante un millar de años, y en tanto que recordemos esto y lo conservemos donde podamos verlo, algún día dejaremos de levantar esas malditas piras funerarias y a arrojarnos sobre ellas. Cada generación, habrá más gente que recuerde."

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