7 dic. 2006

Los estacionamientos públicos… pesadilla caraqueña

Para los que siguen mis entradas (gracias, en serio, jajajja) se habrán dado cuenta que soy super delicada con mi carro… soy una ladilla pues (pero peor es mi esposo… ohhhh si), y deben suponerse cómo sufro cuando lo dejo en un estacionamiento público…

Para empezar, no me gusta dejarlo en a calle, sin importar que tan poff poff puede ser la zona o que tan poco tiempo estaré fuera de él. Así que cada vez que manejo debo también planificar dónde lo dejaré o estar de vez en cuando mirando por la ventana… (señores la inseguridad no perdona, bastante que le echo a la vida para tener esa comodidad).

A ver… los centros comerciales… ¿han estado en el del Boleita Center o en el del Plaza Las Américas???? (por nombrar sólo dos), no son espantosos???? Los puestos son chirriquiticos, son de los que debes ver cómo carrizo saldrás del carro después de estacionarlo!!!!

Además, la mayoría de la gente cree que porque estacionó dentro de las dos rayas amarillas (cuando hay) no importa si lo deja torcido, en diagonal, más de un lado que del otro, etc., etc.

Cuando pasan estas cosas sólo pienso en la cantidad de “portazos” que recibirá mi pobre camionetita o cuántos pantalones o carteras con cositas lo rozarán. Entonces sigo dando vueltas como loca hasta conseguir un puesto que esté preferiblemente al lado de una columna (sabes, los portazos serían sólo de un lado).

Lo otro es: si lo pones muy cerca del ascensor o de la entrada es una maravilla para cuando salgas!! Peeeeeeeeeero tu medio de transporte se convierte en silla, mesa y demás muebles mientras tus vecinos de puesto abren su carro o esperan a alguien…

Ahora hablemos de los “supuestos puestos fijos” de las oficinas donde he trabajado…
A pesar de que siempre he pagado una cuota fija mensual no puedo estacionarlo en un mismo puesto y llevarme las llaves… no, con los dedos de mis manos cuento las veces en que he podido hacerlo…

Así que yo, quien prende su carro con delicadeza, quien le da un golpecito “técnico” a la puerta para cerrarla (ni muy duro ni de muy lejos), debo aguantar con los ojos cerrados que alguien (a veces con la ropa sucia) suba a mi carro, lo prenda cuál Fórmula 1, lo acelere como si fuese un “catanare”, lo arranque como adolescente y cierre la puerta como para pasarla al otro lado… si oso reclamar sin la sutileza necesaria es probable que lo vea al final del día con razones suficientes para llevar a pintar una pieza…

Esa es otra… qué maña vale, no puedes reclamar tus derechos porque se molestan y la pagas mientras madrugas para hacer la cola en el seguro… uffff

Respecto a los “portazos”, yo entiendo que haya gente que prefiera cerrar de una y no estar insistiendo después de que queda mal cerrada… pero cónchale tan duro como para hacerlo tambalearse? Aunque sea tu mamá es posible que se pique si le dices algo y te pongan la etiqueta de “demasiado delicada”, bueno pues si, así soy yo.

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2 comentarios:

Anónimo dijo...

Eso no está bien tienes demasiado apego a lo material, deberias comprarte un jeep willy viejo y olvidarte de si le pegan o no a tu carro

Evelyn dijo...

Hola Auténtico, gracias por tu anotación!!!
Respecto a lo que dices: mmm no creo que sea "demasiado apego a lo material"... no me parece que algo que tengas y que te haya costado un mundo encontrar y mantener lo trates como si nada...
No creo que sea justo que otras personas maltraten las cosas de otros... es como por ejemplo: todo el mundo quiere vivir en un edificio limpio, arreglado, que demuestre que la gente que vive en él es cuidadosa... no creo que por ser "cosas materiales" no se deban cuidar... y por ende se viva en un edificio en el que la entrada principal esté llena de grietas o basura...
Obviamente no estoy de acuerdo en que se eché a un lado lo realmente importante en la vida de todos (lo interno, lo sentimental) por cuidar lo material... pero no le veo nada de malo cuidar lo que para uno significa "que sí pudiste lograrlo" o que "luego de tanto esfuerzo pudiste conseguirlo".
Respecto a lo del Willi, te compro la idea, me encantaría tener uno!!! no te imaginas cuánto lo disfrutaria!!