18 jun. 2008

Crónicas en el gimnasio (II)

Llego como una bala a cambiarme para la clase de yoga, al entrar está una señora como de 60 años muuuy bien conservada hablando con una chica como de 25:

Señora de 60: … este conjunto te lo puedo dejar en 240 (Bs.F.), mira qué bello es…

Evelyn (observa con el rabito del ojo y piensa): pero si es el mismo que tengo (misma marca, mismo color) y a mí me costó como 40 el pantalón!!! … la blusita no puede costar 200!!! Qué loca esta señoraaaaa

Chica como de 25: ay pero que lindo, y qué otros colores tienes?

Evelyn (cambiándose y pensando): ya está, ya la doña hizo una venta-estafa

Señora de 60 (que revisa en su looker): si mira este

Chica como de 25: hablamos ahora que ya va a empezar la clase (y sale)

Señora de 60 (recogiendo la quincalla le pregunta a Evelyn): ese que tienes puesto es el mío?

Evelyn (con cara de AHHHH?): no, el suyo está en el banquito. Este me lo compré yo (sonrisa pepsoden)

Señora de 60: jajaja, disculpa, jajaja. Mira ya sabes cuando quieras estoy a la orden… por cierto, cuánto pagaste por él?

Evelyn (con cara de eteeee, qué respondo, qué respondo): no recuerdo, eso lo compré con varias cosas, pero fue como 40…

Señora de 60 (con cara de pocos amigos): ah ok, pero estos me los traen de afuera. Chao

Por eso estamos como estamos…

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1 jun. 2008

He vuelto...

No, no me quedé pegada de la nevera luego de que me separaron las mandíbulas y por eso no he escrito en varias semanas… No, no me encerraron en la oficina para cubrir y resolver los rollos que surgieron durante mis dos meses de ausencia… aunque casi… No, no me olvidé de mi cuaderno…

Realmente mi desaparición de estos predios se debe a un poquito de los tres!

Por un lado, les comento que ya puedo comer sólidos, aún nada de hamburguesas o tostones, ni tampoco cortar con los dientes (es decir, cero sándwiches), pero ya mi menú no es exclusivamente cremas y avena… la comida la disfruto mucho más (y ojo que siempre lo hice y por eso comía tan lento). Mi tiempo para comer aumentó un poco, ya que cada bocado debo hacerlo con cuidado o si no me suena un “crac” del lado derecho que me da miedo…

Eso de que tardo más para comer me ha traído ciertos problemitas en la oficina, pues aparentemente los jefes no tienen claro de lo que me hicieron (tal vez lo comparan con una extracción dental) y no justifican que tarde más de lo debido comiendo (aunque sea dentro de la misma oficina y frente a la computadora). No me dicen nada de frente pero las miradas y sonrisas son como obvias...

Otra de las desventajas es que ahora es que he empezado a rebajar… si, tal cual, así de absurdo… antes al poder comer 6 o 7 veces al día (sólo líquidos) me sentía llena todo el tiempo y ni 100grm rebajé (hecho que me hizo acreedora de un record entre los pacientes del cirujano)… pero ahora que sólo puedo comer 3 veces y dejo la mitad por las horas llevo 3 kilos menos (que tampoco es nada considerando que por esta operación la gente rebaja un promedio de 5 kg quincenales).

Ya me veo al espejo y no lloro, aunque aún trato de evitar ciertos ángulos porque me deprimo. Salgo a la calle e ignoro que me digan que estoy un poquito cachetona y que me pregunten cuando se bajará el tamaño de la mandíbula o si me va a quedar así para siempre… los médicos dicen que me podré ver realmente como para final de año y que la sensibilidad de mi rostro volverá a su normalidad más o menos al mismo tiempo…

Respecto al trabajo… uff, parece que eso de que “cuando el gato sale los ratones hacen fiesta” es real, cuando llegué me encontré con menos clientes, cambio de oficina para todo el departamento, egos subidos, quejas de directores y ejecutivos, negociaciones paradas por el vicepresidente y con retrasos en todos los proyectos que se habían quedado pautados para esos dos meses de ausencia…

Lo que más me molesta sobre ello es que todos los días me conectaba para preguntar sobre las tareas y siempre me contestaban que todo estaba bien… en fin… días después renunciaron los diseñadores por razones dignas de episodios de la Dimensión Desconocida:

Uno porque no ingresó a nómina como se le había prometido, a pesar de que el mismo vicepresidente de la empresa le dijo más de una vez que cumpliera con el horario de entrada y salida. Yo con manos atadas, debido a la pared que me puso el vicepresidente al intentar resolver la situación, debí dejarlo ir. Lástima, pues es un tipo bien… sin embargo, no terminó un proyecto que tenía pautado días antes de su renuncia y al preguntarle me dijo que estaba disponible como freelance… además aprovechó para preguntarme por el pago de los medios días que fue a la oficina a hacer nada.

Con el caso del otro es posible que hasta me gane un premio… el pana de lo más social, incluso me contaba sus problemas personales para aconsejarlo. Aparentemente durante mi ausencia se sintió imprescindible. El día de mi regreso y al enterarme de que perdimos un cliente por falta de atención, le comenté mi molestia contra el grupo, el amigo se volvió loco de repente y empezó a culparme y a levantarme la voz (motivo por el que pude amonestarlo y no lo hice).

Preferí dejar la conversación hasta allí un poco shockeada. Una semana después, le pido que me entregue un proyecto pendiente, lo reviso y al hacerle comentarios, Hulk se apoderó de él y empezó a gritarme nuevamente, cuando yo hablaba se levantó y me dio la espalda y en un par de ocasiones hasta me faltó el respeto y eso fue delante de todo el mundo!!

Respiré profundo y lo dejé así, tampoco lo amonesté en esta ocasión, supuse que sus problemas matrimoniales estaban en rojo y a eso se debía su loca reacción. Al día siguiente el tipo no me hablaba! Ni miraba al yo hablarle… pero se llegó a la cumbre cuando el día en que debía leerle su evaluación el pana se creyó más papa que el papa y se molestó por el 25% de aumento que le dieron…

El muchacho creyó que lo convertirían en director y le darían mi puesto. El pana confesó que él no podía ganar menos que yo porque soy mujer y que yo no podía ser su jefa por no ser mejor que él en su profesión… osea… a mi me contrataron por tener los ojos claros pues...

Obviamente no regresó más sino a buscar un cheque pendiente, pero eso sí, me dejó guindando con un proyecto que tenía meses haciendo… lo peor, es que él se alababa diciendo que estaba listo, y cuando otro diseñador lo vio resulta que ni el 30% del material lo tenía hecho…

No conforme con esta situación, todos en la oficina creen que yo soy diseñadora especialista en web, programadora senior, redactora creativa, administradora, directora, gerente y coordinadora… así que me piden todo de ya para ya y sin excusas… qué sabrosa bienvenida valeeeee… comprenderán entonces el porqué de mi ausencia...