Les cuento… le tengo un terrible temor a la vejez y no por la muerte que naturalmente se ve más cerca, sino por todas las consecuencias y características que tiene una persona de la tercera edad…
Cosas como el verte en las fotografías y añorar y arrepentirte de no haber hecho cosas que evitaste hacer cuando podías; el darte cuenta que la gente de tu alrededor empieza a desaparecer de este mundo, incluyendo gente que amas; el saber que al tú envejecer la gente mayor que hará lo mismo.
El observar como te dejan “sola” en una casa grande; el fijarte que no puedes quedarte despierta hasta tarde viendo la tele y el saber que te despertarás más temprano; el reconocer que no puedes alzar el mismo peso que antes; el poco comprender los avances del mundo…
En fin, eso ha hecho que desde hace algunos años, creo que después de los 20 el día de mi cumpleaños no lo celebre como debería…
Pero se que son cosas que se deben aprender a manejar, estoy conciente que son tonterías que debo reflexionar y quizás el destino me pone en frente a personas mayores fuertes y maravillosas para aprender de ellas.
Nombraré dos casos en particular:
Mi nona, ella tiene 76 años y es de las mujeres que no sale de casa sin pinturita en la boca, va al cine y al teatro con sus amigas, salía a caminar al Parque del Oeste a diario hasta que la delincuencia se lo prohibió; es tan fuerte que vive aún en la casa que construyó con mi nono hace sopotocientos años y a pesar de que está ubicada en ahora una zona roja no quiere moverse de allí. Es independiente, agarra su metro, su autobús, sale de viaje al interior, va de compras y a la costurera.
Llora cada vez que recuerda la muerte de su madre, de su esposo y de su hijo, pero ríe a carcajadas cuando nos reunimos todos a cantarle cumpleaños.
Mi compañera de trabajo: ella tiene 85 años y aunque no es tan “valiente” para trasladarse sola en autobús o metro y aunque ama las artes le gusta estar temprano en su casa es una mujer con iPod, MSN, cuenta de correo en Internet y empleo de 8 horas. Trabaja con una computadora y habla de sexo, sida y homosexualidad como cualquier persona de generaciones más nuevas.
Extraña su vida de actriz y de aventurera, pero le encanta que escuchen sus magníficas anécdotas. Y me echa broma como una más de mis amigas!
Ambas están allí para yo aprender que esa etapa de la vida no es el fin y que uno echándole ganas puede sacarle mucho provecho y sobre todo disfrutarla.
Eso no significa que mi punto de vista haya cambiado pero ya no es para nada deprimente. No implica que veo los cumpleaños como mis amigas pero tampoco me siento tan desalentada como antes.
Para quienes no lo saben cumplí mi primer aniversario de los 29 (me copié de una frase de Scrubs) el pasado 12 de mayo… y me encantó la tarjeta que hizo solito mi Sebas (hijo de mi amiga Zaira) y el beso de mi ahijada (hija de dos amigos de la época del liceo). El que me cantaran el cumpleaños feliz sin la estúpida estrofa del Mercantil, los amapuches y demás presentes que recibí.
Aunque suene cursi: este fue mi primer cumpleaños con otra visión de cumplir años y me siento orgullosa de eso…