Día 1: De aeropuertos, aviones y atención...

Jueves, 08 de noviembre de 2007

Pensé que este año no podríamos cumplir nuestra promesa de salir -por lo menos una vez- a celebrar que seguimos casados (jajaja) fuera de nuestras fronteras... pero lo logramos y acá estamos, listos para una semana maravillosa.

Tengo más de 24 horas sin dormir (razones varias que no vienen al caso) y viene un viaje de 5 horas, espera en aeropuerto de 1 hora y otras 2 horas y pico en otro avión. Pero al caso:

El aeropuerto de mi país me ha empezado a gustar, ha mejorado en los últimos años bastante en cuanto a estructura y ¿decoración? (lo admito abiertamente). Pero desgraciadamente el declive de nuestra sociedad también está presente. La atención al cliente sigue siendo horrible y cada vez peor.

Imaginen que al momento de abordar un grupo de militares (creo que de algo anti drogas) estaba interrogando (uno por uno) a la gente que estaba en fila... incluso a un chico le preguntaban calles de la ciudad de donde decía que venía... las aeromozas debieron ser feamente registradas y al momento en que una de las máquinas falló (y sin que nadie se quejara de nada) uno de los militares gritó "No le pares, qué se esperen y se lo calen"...

En fin, allí empezó una pequeña tortura. Al entrar al avión y sentarnos nos dimos cuenta que dormir no podríamos, pues los asientos eran durísiiiiiiiimos. No tuvimos peliculita durante las 5 horas de vuelo y las aeromozas seguían visiblemente molestas porque las habían revisado de la forma en que lo hicieron... nos sentamos al lado de una señora (como de 65 años) que olía a aceite de resina con mentol (no miento). En fin, yo por lo menos no logré dormir una hora entera, estaba ya de mal humor.

Al llegar al destino de nuestra conexión, nos encontramos con un aeropuerto muy raro, parecía haber sido construido y reconstruido varias veces... algo así como que ya no es del tamaño suficiente entonces le agregaron un bloque de un lado y del otro, con otro estilo... en pocas palabras "era un laberinto", lindo pero confuso. Lo que nos dejó francamente atónitos a ambos fue la atención. Parecía que habíamos muerto y estábamos en el paraíso o que la gente nos creía ricos y famosos (jajajaja)... todo el mundo fue cortés, dispuesto y sonriente... qué maravilla, en serio.

Nos montamos en el siguiente avión, allí sí pudimos descansar y nos trataron como reyes! Finalmente llegamos a una tierra en que el servicio al cliente es más importante que sus bellas playas turquesa y arena blanca. Bien, muy bien la vamos a pasar!!!

Al entrar al hotel se nos cayó la baba... ufffffffff, creo que estoy soñando...








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