15 jul. 2006

Made in Venezuela (Parte III) Experiencias en el Metro de Caracas

He tenido la suerte de conocer varios “subterráneos” alrededor del planeta, de ellos sin duda el más moderno es el venezolano y hasta hace algunos años incluso el más limpio y cuidado. Pero mi mal experiencia no es por el “tren” sino por quienes lo usan… si… nosotros… los venezolanos…

Últimamente he viajado en “Metro” para burlar las terribles “colas de horas pico” de Caracas (me he ahorrado hasta una hora); además, tengo clases hasta las 7:30 pm y desde el Instituto hasta el estacionamiento debo caminar cerca de 4 cuadras… y en nuestra ciudad que es toda una zona roja… El punto es que he tenido que hacer “de tripas corazón” para no pelear con media estación… o la estación completa.


En una ocasión tuve el tupé de recordarle a una chica que entraba atropellando a los que intentaban salir del vagón “que dejar salir es entrar más rápido” (si, lo se, se me cayó la cédula), la chica me miró de arriba a abajo y además de demostrar su culto vocabulario, entre grosería y grosería me dijo: “qué te crees Lady Di, si no te gusta bájate”…

En otra fue un hombre el que me dijo: “princesita, mañana cómprate un carro”…

Un día un señor, de alrededor de 70 años, estaba comiendo y arrojó la envoltura de su caramelo al suelo ¡¡¡SI, AL SUELO!!!!, y le dije con la voz más calma que podría tener: “Sr. Además de que está prohibido comer en el Metro, ¿no considera mejor idea guardar la basura en su bolsillo y luego botarla?”, creo que se ofendió y lo que hizo fue agarrar el papelito y lanzármelo en la cara.
Mi paciencia se agotó y le dije (con el tono de voz un poco más alto) “luego dicen que nosotros los jóvenes somos los que estamos echando a perder este país”… a lo que el hombre contestó, con gritos, unas muy malas palabras que no repetiré acá…

En otra oportunidad una chica (alrededor de 30 años) viajaba junto a quien presumo su hija (alrededor de 3), sentadas una al lado de la otra, además de que había gente mayor y personas con paquetes de pie, la señora no se le ocurrió tomar a la niña y sentársela en sus piernas. La muchachita estaba saltando sobre el asiento repetidamente… mi paciencia se agotaba, así que le dije “disculpa, ¿no le podrías decir a la niña que si no se va a sentar le dé el puesto a otra persona?”.
La respuesta: “jódete”.


Así que estoy en tres y dos, ¿me convierto en un venezolano más que le molesta lo que pasa a su alrededor pero hace caso omiso y empiezo a golpear a la gente para poder entrar y salir del vagón, o sigo con la “reclamadera” para sentirme mejor aunque se burlen de mí o saquen a relucir a mi madre que no tiene nada que ver?


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3 comentarios:

Anónimo dijo...

No se ni como llegue a tu blog, pero este post nos recuerda como nuestra "amable" sociedad se esta pudriendo a nuestro alrededor y nos vamos acostumbrando a ello, y hasta asumiendo ese tipo de comportamiento en otros ambitos dentro de la sociedad..

Anónimo dijo...

No se ni como llegue a tu blog, pero este post nos recuerda como nuestra "amable" sociedad se esta pudriendo a nuestro alrededor y nos vamos acostumbrando a ello, y hasta asumiendo ese tipo de comportamiento en otros ambitos dentro de la sociedad..

Evelyn dijo...

Así es, y lo peor del caso es que la impotencia crece sin poder hacer nada... o algo además de pelear y tratar de inculcar a la gente valores que ya sepultaron...

Muchas gracias por tu comentario y espero seguir viéndote por acá!